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20150517

Aponte, Jorge Manuel (1981 - )

Poeta y narrador nacido en el barrio San Juan Bautista de la ciudad de Formosa en 1981. Estudió la carrera de Licenciatura en Psicopedagogía en la Universidad Nacional de Formosa.
Es miembro fundador de la Biblioteca Popular Santiago Renevot y Coordinador del Área de Estudios e Investigación de la misma. Integrante del Equipo de Investigación en Psicología Educacional Facultad de Humanidades (UNAF). Fue parte del grupo literario "Alquímico". Trabajó ejerciendo varios oficios ("sereno, cartero, vendedor, almacenero, administrativo, encuestador, changarín, coordinador en procesos de incubación de caimanes, bibliotecario, tallerista, macaneador amateur, etc.").

Publicó textos en diarios, revistas locales y en antologías locales, regionales y nacionales.

En revistas:

  • Revista Alquímico, n° 5, Formosa, 2006 
  • Revista Alquímico, n° 6, Formosa, 2008 

En antologías:

  • Espacio Literario, Editorial De los Cuatro Vientos, Buenos Aires, 2006.
  • Así nomá é. Primera antología de escritores jóvenes formoseños. Ñaisandy Cartonera, Formosa, 2010.
  • La inocultable juventud de la palabra. Segunda antología de autores formoseños. Subsecretaría de Cultura, Formosa, 2012.
  • La vida fértil de cómo fructificamos gracias a las palabras. Tercera Antología de escritores formoseños y de otros que producen en Formosa. Subsecretaría de Cultura, Formosa, 2013.

Publicaciones académicas en equipo:


  • “Estudio exploratorio sobre los conceptos de salud/enfermedad/cura en un grupo de estudiantes universitarios”(ensayo), 2010. En XIII Jornadas de Ciencia y Tecnología. Secretaría General de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Formosa.
  • “Visión prospectiva desde sí mismos de jóvenes formoseños a punto de abandonar la escuela secundaria. Un estudio semiótico a partir de un taller” (ensayo), 2011. En Investigaciones y ensayos geográficos. Revista de Geografía Año IX N°9. Universidad Nacional de Formosa. Facultad de Humanidades. Carrera de Geografía.

Premios / Reconocimientos:

  • Finalista en el “XII certamen Nacional De Los Cuatro Vientos”. Cuento: "Linyeronta"; Poesía: “Vulgarabuzo”. Poesía y Narrativa Breve, Buenos Aires, 2006.
  • Primer Premio género cuento con el texto: “Las marcas y el brazo” en el Concurso de Literatura y Pintura "Décimo Aniversario del Banco de Formosa", Formosa, 2006.
  • Primera mención: cuento corto. Con el texto "Se parcha moto y auto". Premio Literario CCU – UNNE para las Letras 2012 . Secretaría General de Extensión Universitaria, Delegación Corrientes, Universidad Nacional del Nordeste, 2012




Perdido

Ya me salva tu nombre de los males que merezco,
tu pelo oculta mi voz,
tu risa de luz me guarda
y tensa mi carne tu piel callada.
Hoy suelto mi aliento y lo que soy
en el cielo profundo de tu boca…


Repetición


La luz de la pieza desata tu cara de mis ojos muertos. Muerdo el sabor del sueño que se pierde en la claridad. Mal crucificado a tu recuerdo y entre las telas de esa tumba doméstica; comienzo a extrañarte. Sin el sueño en donde estabas, tu ausencia real se repite. Me levanto sin ganas, como obligado a cargar una mañana que no es mía. Ya de pie, para que todo viva un poco y pueda soñarte más tarde, repito mi vida y tu nombre.

Retroceso


Atado sólo a mi sombra, guiado por tu nombre, entro al vacío de la noche donde está tu aliento. El suelo está vivo y me quema. Camino a tientas y recreo tus manos con mis ojos cerrados. Sigo tu voz; creo seguir tu voz, caigo, no dejo de levantarme entre los ruidos que me cierran el camino, debajo de un cielo de hierro pesado y torpe y negro. Entre las ramas secas y filosas de aquel sueño; me muevo y te alcanzo antes de despertar.



Inéditos

Compresión 


...Si algo sostuviera la columna de mi tiempo;
tendría la fuerza que me une a vos;
entramado de fuego y fierro
oscuro y vivo
templado en sangre,
subiendo en raíces.
Tenso y quemante es tu cuerpo sobre lo que soy,
bajo tu peso exacto
en tu olor y tu nombre;
y en tu aliento de mujer que busco a tientas
y sobre tu altura…
Frente y dentro de tu fuerza
y cerca o lejos de tus tormentas
calurosas y horizontales.
Dentro y fuera de tu piel
Soy yo más que yo.
Tu voz de aire dulce tuerce la oscuridad que me sigue,
me abre la sed de tu boca
y me da tu agua
que reúne mis cimientos,
en un espacio macizo
que me hace tuyo
con doble alma…


Merienda tipo loro

  1. Sintonizar alguna porquería en la tele (llegado el caso también puede sustituirse por un broli abierto en la mesa con algo encima que sirva de lastre para que no se cierre).
  2. Elegir una taza grande o jarro y llenarlo de cocido negro hasta el cogote (después explicaremos porqué el cocido con leche u otra bebida no forma parte de esta variedad de merienda).
  3. Encajarle atroden trozos de pan (galleta, galletitas bocaditos o lo que haya en el hogar) hasta que los mismos una vez atacados dentro, absorban todito el coyoi.
  4. Cuando dentro de la taza se aprecie finalmente una sola masa tibia de tono verdoso, usando la cuchara se comienza a morralear.
  5. Una vez terminada la merienda (si no es necesario un viro) se retiran las migas de la mesa, se pasa un trapo quitando los restos de la chanchada y se lava el jarro o taza.
En algunos casos cuando sobra un pedacito de pan que no cupo en el recipiente; notamos que algunos comensales siguen comiendo y lo terminan en seco a guisa de postre (con la dudosa declamación de que la intención es que no sobre).

Actitud solidaria en los descuidos del otro

En las cosas vyroreí, en las pequeñas y más triviales situaciones uno puede ejercitar la solidaridad con el prójimo y no sólo anotarse un porotito axiológico en la conciencia de "buenas personas", sino evitarle una mancha (casi siempre) indeleble a la persona que sin saberlo está poniendo en peligro su imagen pública. Nos referimos a aquellos descuidos pequeños en el cuerpo o la vestimenta de un sujeto en situaciones sociales, de modo que éste queda a merced de la mirada atónita, la risa disimulada, la burla posterior de los otros, o se ganan - por el mismo hecho- el triste ingreso al anecdotario de cosas graciosas sin tener la más cochina idea. El individuo en cuestión puede ser un desconocido, un amigo, pero ojo al piojo que también podemos ser nosotros mismos.
La lista de descuidos comunes puede ser innumerable, mencionaremos sólo algunos de los más frecuentes.
-Tener el cierre del lompa abierto o vencido.
-Tener rota la pollera atriqui, o el jeans en el tefren, o en las entrepiernas (si se está sentado).
-Tener un mocasín en la punta de la nariz o en las adyacencias.
-Tener un peinado de lujo, pero caspas tamaño aerolito.
-Tener al revés la remera o la blusa.
-Tener restos de comida en las comisuras de la boca, migas o restos de mermelada en los bigotes o barba.
-Barro u algo peor en la ropa o el cuerpo, etc.
No vamos a extendernos en largas descripciones del problema o consejos para evitar los descuidos porque el descuido ya está, y lo más importante es actuar rápido y -esto es importante- muy discretamente. Cuando la víctima es un pariente o amigo, ndaipori problema. Le decimos y listo el pollo.
Ahora bien, cuando se trata de una persona que no junamos; el valor de gesto aumenta. No hay mayores secretos: una vez advertido el ruidoso descuido, una alternativa puede ser acercarse haciéndose el ñembo y casi susurrando dar aviso del funesto hecho antes de que sea noticia regional. Sin embargo, conviene antes decirle que la corrección del descuido también debe ser cautelosa y disimulada, de lo contrario la reacción de la víctima es más bandera que el descuido en sí.
Por ejemplo: "Che, flaco de onda, despacito nomás sacate el moco que tenés en la fosa izquierda del naso, todo el mundo te está mirando", o "Amiga, tu cierre está abierto y se te ve la chabomba", etc.
Si uno por ser desconocido no se siente con la suficiente confianza, puede escribir una esquelita del tipo: "No te enojes, pero desde hoy se dieron cuenta alla atrás que tenés un queso marca acme en el ojo derecho", o "Flaca, tenés desprendido el botón y los pibes se están haciendo la fiesta visual desde hoy", etc. En general las víctimas en vez de enojarse agradecen el gesto y uno mismo, llegado el caso de ser la víctima, recuerda para siempre a esa alma solidaria que nos hizo un favor.
Con el único fin de seguir reflexionando en serio sobre la solidaridad en sus distintas acepciones, quedan estas líneas de morondanga. Llegado el caso ojalai que sepamos actuar raudos y con mucho tacto, no como una amiga que se pasó la tarde mirándole los calzoncillos baleados a un muchacho que tocaba la guitarra abierto de piernas con su pantalón maciel roto. Calculá: si hasta nos enteramos nosotros pasados varios años y resultó ser un conocido.

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