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20150408

Diez, Margarita (1927 - )


Poeta y narradora nacida en Resistencia (Chaco). Se radicó en Formosa en 1957. Desde entonces ha tenido una trayectoria de más 50 años en el campo cultural formoseño desarrollando tareas de promoción y gestión cultural, sumando a ello su actividad creativa literaria.
Como promotora cultural transitó diversas áreas: artes plásticas, cine, radio, televisión, prensa, bibliotecas y teatro. Fue galardonada en reiteradas oportunidades por sus poesías y cuentos, y obtuvo el reconocimiento unánime de numerosas instituciones formoseñas, como la Municipalidad capitalina, la Universidad Nacional de Formosa, la Liga de Madres de Familia, entre otras.
En 2006, la Feria Provincial e Internacional del Libro de Formosa le rindió homenaje por su trayectoria. En 2011 el escritor y cineasta Aldo Cristanchi realizó en su honor el documental "Margarita Diez… una historia".
 


Fuente: ElComercial.com 





Muerte de un hachero


…después, cayó la noche en las picadas
y una estrella que erraba por los montes
parpadeó de asombro en el follaje.
Una queja vertical y honda
yace horizontal sobre la tierra.
Qué breve su ademán en el paisaje!
Cuando la voz no había engendrado el eco
ya el cansancio dolía en sus espaldas.
Nadie vino a llorar sobre su cuerpo muerto,
solo está
con un murmullo de grillos y cigarras.
Recortado sobre un suelo indiferente
su abatido perfil, hecho silencio.
No sé su nombre pero le invento un canto
que atrape su voz estrangulada,
el gesto de impotencia de sus manos lacias,
la irreverencia de un Dios que se ha olvidado.
Quiero alas para su ataúd de sombras,
que dibuje en las nubes su figura simple
y una mortaja de pájaros mojados de rocío
que alivie la sed de su cuerpo lacerado.
Oh, hermano hachero!
Oh, llanto que me nace desde adentro!
Sólo tengo mis versos y mi canto
para unir a la tuya mi tristeza. 

Al poeta Armando de Vita y Lacerra

Qué estrella anunció tu partida
y te marcó el camino,
hacia la luz que a lo lejos se avizora.
Temblando el alma se deshoja
y en pequeños cristales, prismas brillantes,
se convierte tu voz en las rimas de un canto.

 Paciente espera la de la barca
en la ribera del río que tú amabas.
Ha soltado las amarras el grumete puntual.
Pasajero de la luz,
ni un gesto perturbó tu partida presentida,
tu pensamiento en vuelo
hacia la vida de otra vida,
más allá de todas las distancias
sin horizonte que detenga la mirada.

Parco remero,
lleva mi adiós al poeta cuando partas de nuevo,
aquel que presintiendo tu espera en la ribera,
convocó a la brisa sorprendida,
al atardecer, al trino sostenido,
al amor que llenó su vida
y a la palabra que no fue vencida.

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